La actuación honesta no garantiza honestidad

Cuando la acción ética es una actuación hipócrita

Nos consta por experiencia que la gran mayoría de los individuos muestra al exterior una manera de ser y de actuar que generalmente no coincide ni guarda coherencia con lo que efectivamente es y siente en su interior. Así, vemos que se proclama la necesidad de decir la verdad, de ser tolerantes, de ser justos y honestos, pero que en el fuero íntimo de la persona tales valores no tienen vigencia alguna ni poseen la vitalidad de la íntima convicción.

Por eso, los hijos suelen presenciar en sus padres esa perniciosa dualidad e incoherencia, que los lleva a serias confusiones, con consecuencias no deseadas en el futuro. De igual manera, observamos no pocas actuaciones aparentemente sinceras en la relación docentes-alumnos, jefes-colaboradores y en las diferentes ocasiones de encuentros entre familiares, amigos y conocidos y de los que no se excluye, a veces, a la misma pareja.

El esclavo moderno


Planificación del desahogo y del descanso


El esclavo es esclavo por experimentar la certidumbre paralizante de no poder romper ni liberarse del sistema que lo mantiene encerrado y limita sus movimientos. Esta limitación del movimiento presenta modalidades diferentes según las épocas y las tendencias por las cuales transitó la humanidad a lo largo de su devenir histórico.

Por qué los alumnos no aprenden

El modo de ser del docente incide en los aprendizajes



Todo el mundo considera que los alumnos no aprenden porque carecen de motivación, están influidos por los medios, viven seducidos por las novedades o les falta voluntad y ganas de superarse. Esto se consideró como una regla universal, poniendo el peso de la baja calidad educativa en los mismos alumnos, dejando al docente afuera del circuito de responsabilidad y fracaso.

Si bien en verdad que los alumnos podrían actuar de otra manera, ésta no es una mirada estrictamente pedagógica, ya que tanto el niño como el adolescente son y actúan, poseen valores o carecen de ellos, según los estimulo del ambiente. Es desde esta mirada pedagógica que se debe evaluar y considerar el bajo rendimiento escolar. La función del educador no es educar a niños y adolescentes ya formados, sino formarlos y ayudarles a ser mejores a partir del estado en que se encuentren.

La anarquía del orden

El mito de la disciplina y del orden aparente


Uno de los mitos responsables de la pérdida de la motivación por aprender o de actuar responsablemente de cualquier niño o adolescente está relacionado con la disciplina y el orden. La falsa idea de disciplina y de orden, utilizada por una gran mayoría de padres y docentes, adscribe tales términos a la ausencia de espontaneidad. Ello significa que toda manifestación espontánea, como las diversas expresiones de alegría y entusiasmo, conspiraría para ellos contra el orden prefijado. Por supuesto que nos referimos a manifestaciones inquietas y traviesas que expresan, a pesar de las interpretaciones equívocas, una sana sensibilidad.

No todos podemos tener la razón

Cuando nos equivocamos por creer tener la razón

  
Uno de los habituales generadores de discordias y conflictos de la vida cotidiana provienen de quienes sienten tener la razón en todo. Pero la sensación de tener razón puede conducir a severos errores cuando el sujeto carece de la capacidad para advertir los cambios y variaciones de sus allegados y no es cauto para tolerar y reconocer tales cambios. Por eso, la sensación de tener la razón es paradojal y nunca debe apresurar a quien la posee.