El
permanente descontento e insatisfacción con que muchos
individuos transitan sus días, generan una suerte de anorexia emocional y obesidad mental que afectan la autonomía y la capacidad de disfrute en
lo familiar, laboral y personal. Esto explica por qué gran parte de los jóvenes
y adultos viven sumergidos en un estado de ansiedad provocado por la falta de confianza en las propias capacidades y
por las angustias del no reconocimiento y de la no aprobación social. Este es
el caldo de cultivo de la sumisión y la pasividad de un sujeto que se ve
impedido de reconquistar el propio espacio
de intimidad y de acceder a la felicidad de una vida autónoma y creativa.