Los estigmas de la formación docente
Si observamos atentamente, el mismo Einstein se vería con serias dificultades para ingresar a alguno de los institutos de formación docente afectados por el estigma de la tan mentada “secundarización”. El tribunal que lo examinaría en la entrevista de un imaginario concurso le preguntaría, en primer lugar, sobre la fuente bibliográfica de donde provienen sus conocimientos y en qué autores se basarán sus clases y los temas que va a trabajar. Previa revisión de las unidades temáticas y de la secuencia lineal de contenidos de un programa rígido, el tribunal hará hincapié en una cuestión que será letal para aprobar: la explicitación de un cronograma acerca del dictado de los contenidos y la indicación de los trabajos prácticos con sus correspondientes fechas de realización y entrega. Semejante mención, que soslaya los procesos cognitivos de quien aprende, elevaría ese plan elemental a la categoría de “proyecto”.