ES LA MENTE, ESTÚPIDO! I

Correlación entre la estupidez y el uso debido de la inteligencia


Sin ánimo de apropiarnos del formato de una expresión que hace un tiempo recorrió el mundo mediático tratando de evidenciar la importancia y prioridad de la cuestión económica colocándola como eje central de la vida social, no deja de ser oportuno reflexionar aquí sobre la correlación entre la estupidez y el uso debido de la inteligencia.


Siendo que la causa de la estupidez humana proviene de la lentitud provocada por el abandono y falta de ejercicio de la función de pensar, infinidad de ejemplos nos permite comprobar que la gran mayoría de los problemas tienen como génesis la precariedad en el modo como los individuos utilizan su capacidad para pensar y resolver los conflictos. 

Si quienes dirigen, conducen o lideran en determinadas áreas de la vida social, sea en su versión familiar, institucional, en lo económico, político, cultural o social, pretenden convencer y mantener sus opiniones a toda costa y a expensas de la autonomía de pensamiento de los demás, es porque están seguros de que el sujeto que no piensa opera siempre bajo el efecto del interés de corto plazo y al margen de todo razonamiento. Por eso, el abuso del poder (aún en padres manipuladores) se gesta y perpetúa en las mentes distraídas y en individuos que no realizan el esfuerzo de pensar.

Quizás desde su buena fe, agilidad mental y transparencia, balbuceando el futuro y no dejando su intelecto aprisionado en la inmediatez de lo fugaz e ilusorio, nuestros hijos y niños en edad escolar estén gritando a cada uno de los adultos responsables de su educación: “el gran problema que a todos nos afecta es el mal uso de la mente, no dejen que nos transformemos en estúpidos…”. 

Quizás un sabio y coherente observador también nos diría en esos momentos: “cuiden la mente, aprendan todos a usarla para no caer atrapados en la estupidez irreversible”. Como educadores, y respondiendo al desafío del proceso pedagógico a implementar en la práctica, tanto padres como docentes deberían sentir el desafío de ayudar a pensar a sus hijos y alumnos con más lucidez y agilidad, con mayor dedicación y a partir del análisis de cada hecho cotidiano. Ello impediría que la lentitud y la falta de visión no opaquen el horizonte de sus vidas ni perturben sus decisiones con el hábito de no pensar y el placer morboso de que otros piensen por ellos.



Dr. Augusto Barcaglioni


(Agradeceremos contestar la breve encuesta semanal, ya que una simple tilde nos permitiría aproximar nuestras notas y reflexiones hacia los 
temas más sensibles y críticos)


3 comentarios:

  1. Esclarecedora y preocupante la nota. Carlos

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  2. La verdad que no se me había ocurrido; parece que somos muchos los estúpidos…

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  3. María Verónica Schmidt17 de mayo de 2012, 2:30 p.m.

    Totalmente de acuerdo. Creo que a los niños hay que educarlos de tal manera de que aprendan a pensar, razonar, tomar decisiones y hacer un buen y cotidiano uso de su mente. La mente hay que ejercitarla diariamente porque es el eje de toda nuestra humanidad. Es muy molesto ver a aquellos padres que piensan y actúan por sus hijos y quizás, dentro de su propia estupidez, no se dan cuenta o no notan que están criando a un futuro estúpido. Recuerdo una sabia mujer que un día me dijo "los hijos son de la vida, por lo tanto hay que preparlos y darles la mayor cantidad de herramientas para que sepan manejarse dentro de ella". No podría estar más de acuerdo.

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