A fin de afianzar los conceptos de las dos notas anteriores, presentaremos hoy algo más sobre la estupidez: sus causas y origen. Y no lo haremos desde un enfoque clínico ni psicológico sino pedagógico, al abordar las condiciones ligadas a ciertos aprendizajes defectuosos adquiridos en el pasado, tanto en el seno familiar como escolar y social.
Cuando nos referimos al aprendizaje, no lo hacemos en el sentido de la adquisición de ciertas informaciones o nociones propias de la escolaridad formal, sino con relación a la forma como el sujeto que aprende va a interpretar el mundo que le rodea, va a valorizar el tiempo, se va a vincular con las cosas, con las personas, consigo mismo, con su presente y futuro. Lamentablemente, la educación en el plano de la escolaridad formal no ha podido revertir todavía su orientación a la adquisición de informaciones de una manera estática y superficial, ni los padres en el plano familiar tampoco han logrado superar la costumbre de imponer un cúmulo de exigencias carentes de lucidez y sin reflexión alguna.
La estupidez, en nuestra hipótesis, es un estado de la mente causado por la obnubilación y el opacamiento producido por la falta de rigor para pensar y, consiguientemente, por la lentitud para responder ante situaciones nuevas. Este estado mental paraliza e impide dar respuestas frescas y creativas cuando las circunstancias así lo requieren. Tal parálisis convierte al sujeto, según la percepción ajena, en alguien poco dinámico, perezoso o distraído, al punto que se lo cataloga como estúpido. Sin embargo, conviene aclarar que quienes optan por la viveza y la astucia inoportuna no eluden la condición de estupidez, sino que más bien la afianzan y consolidan aún más por no actuar conforme a la lógica y a lo razonable.
Así, cuando el sujeto repite conductas o comportamientos de manera mecánica y a instancias de la presión del grupo, su mente deja de pensar activamente, no analiza, no razona y se expone a la estupidez. En una sociedad ávida de consumo y de imitar conductas ajenas, la mente deja de actuar por sí misma y se adscribe a opiniones que condicionan la propia autonomía de pensamiento. De la misma manera, aceptar valores u opiniones por el mero prestigio de quien los postula, constituye un estado mental de sumisión al constituir al otro como único referente. Las distintas formas de adhesión pasiva y de fanatismo son una expresión cabal de la mente que no piensa y se limita al acatamiento de la verdad ajena.
Asimismo, otorgarle confianza y adhesión al contenido que alguien expresa con énfasis y vehemencia son también formas paralizantes que detienen la mente en la búsqueda de la verdad. Y quien por temor claudica de sus convicciones y valores, también detiene su estado mental frente al impacto inmovilizante de las imágenes negativas utilizadas.
En síntesis, lo que configura el estado de estupidez proviene de una mente caracterizada por la pereza, la lentitud y la tosquedad para pensar. Resulta obvio afirmar que el perfil pedagógico de la estupidez responde a un proceso que no tuvo en cuenta el potencial intelectivo y descuidó la organización mental a la que todo niño desde su tierna edad y todo adolescente en su etapa de consolidación del pensamiento tienen como derecho inalienable y como necesidad vital para comprender el mundo que les rodea.
Si bien podríamos seguir enunciando diferentes alternativas relacionadas con la estupidez, resulta pertinente y útil que los padres y docentes generen en los niños y adolescentes el hábito de la reflexión ante las diversas circunstancias y situaciones que aquéllos deban vivir. Sólo así podrán actuar con acierto e inteligencia para poder mejorar y crecer. Pero, sobre todo, sólo así podrán evitar caer en las zonas sombrías de la estupidez.
Dr. Augusto Barcaglioni
(Agradeceremos contestar la breve encuesta semanal, ya que una simple tilde nos permitiría aproximar nuestras notas y reflexiones hacia los
temas más sensibles y críticos)
La nota me permite ir completando por mi misma una lista casi interminable de situaciones y ejemplos que veo que reflejan estupidez. Lo que debería aprender es cómo ayudar a reflexionar a mis hijos y alumnos y no darles todo masticado para no hacerlos lentos e inseguros.
ResponderBorrarMe doy cuenta ahora que la estupidez no se refiere a lo que comúnmente se dice de alguien que no sabe hablar o actúa con torpeza. También alude a la manera lenta de pensar por pereza, para no hacer esfuerzos o estar acostumbrados. Ana María
ResponderBorrarHay que pensar. Como todo en la vida. No es fácil la vida de por sí sola. Y cada sujeto forma parte de varios y distintos círculos sociales. Hay que eliminar los preconceptos y los prejuicios. Eso hace muy estúpido a un ser humano. Desde el vamos y desde el primer círculo social de cada sujeto, cada familia es un mundo y nadie conoce "su" realidad de la puerta hacia adentro. La idea es, por ejemplo, en el caso muy particular mío, que me dedico a la educación física: "Conocer lo que Entrenamos". Es muy importante saber qué enseñar y cómo enseñarlo. Y hablo en todo sentido o aspecto. Y voy a involucrar a los métodos de enseñanza de alguna técnica, por ejemplo, en particular: el lanzamiento suspendido en Handball. Y cuando hablamos de la escuela, voy a hacer referencia a no atontar al alumnado con el sólo hecho de hacerlos copiar lo que dicta el docente o aquello que se ha escrito en el pizarrón. Qué voy a decir? Cómo lo haré? Toda la preparación previa. Todo el conocimiento adquirido antes para luego poder dar mi opinión al respecto de tal o cual tema. Lo más cómodo es copiar. Siempre. Y soy partidario de planificar antes cada una de las clases. Además, no siempre a una enseñanza le corresponde un aprendizaje. Muchas veces ocurre que se termina entendiendo otra cosa. Si yo voy a ir a entrenar a un gimnasio con conocimiento de causa o a practicar tal o cual deporte con una base muy y bien clara en mi cabeza, todo va a ser más ameno. La idea es no ser ociosos en esta vida. La idea es razonar y pensar. Y no copiarme. Ser genuino en todo lo que haga. Y siempre con un respaldo sólido. Siempre con una justificación. No se trata de hacer simplemente por el hecho de hacer. En la escuela, en la sociedad y en la familia hay que pensar. Lo otro, es lo más fácil y cómodo. Pero no le sirve a nadie. Yo me estoy formando para ser todo un profesional y me gustaría poder romper con varios moldes en la Educación Física. Gracias. Eduardo.-
ResponderBorrar