Creatividad para el desarrollo personal

CÓMO EVITAR EL ULTRAJE A LA VOCACIÓN Y AL TALENTO PERSONAL



Todos estamos convencidos de que nuestra vocación nos conduce a la elección de lo que nos otorga alegría y placer cuando realizamos aquello en lo que nos sentimos capaces. Aquí encontramos los componentes básicos de la vocación personal: sensación de lograr una capacidad posible, placer en la ejecución y alegría y satisfacción por la actividad. Así, un músico que responde a su vocación encuentra en la ejecución del instrumento elegido un profundo placer y bienestar y lo mismo con aquellos que intervienen en las variadas actividades que ofrece el campo de la actividad humana.


Esa vocación, sin embargo, puede ser ultrajada por el propio sujeto cuando aparecen interferencias ajenas a la misma fuerza interna de la vocación. Cuando ello ocurre, el talento personal pierde su fuerza constructiva y lo que se hace o realiza se desliza por la pendiente de la mediocridad y la falta de responsabilidad y compromiso con el propio talento. Esto lo encontramos en casos en los que por buscar ser el mejor y destacarse ante los demás como objetivo prioritario, el músico deja de disfrutar la música, el docente deja de disfrutar el mismo acto de enseñar, el artesano mutila el placer de modelar la arcilla, el deportista pierde el placer de llevar a cabo una jugada apacible, el médico transforma su arte en un instrumento competitivo, o el ingeniero deja de construir para el bienestar social. 

En tales casos, el pensamiento de vanidad que busca ser el mejor (a diferencia de buscar estar con sencillez entre los mejores) desplegando destrezas y talento, si bien hace bien a los demás, no permite lograr plenitud al propio sujeto por la búsqueda de condiciones ligadas al esplendor superficial, al prestigio personal, a la aceptación social, al éxito. La paradoja de este ultraje a la propia vocación por el virus de la vanidad y la ostentación personal consiste en que termina por impedir a la propia sensibilidad el disfrute y placer en la tarea de la que el sujeto es plenamente capaz. Esto explica cómo muchos talentos no logran ser felices, pues distorsionaron la vocación al transformarla en un medio para la propia vanidad competitiva, perdiendo con ello la finalidad de una apacible alegría por la capacidad que se tiene. 

Cuando el talento es un medio para satisfacer la vanidad y el lucimiento personal, se potencia de manera diferente a cuando viene potenciado por la alegría del ejercicio de la capacidad que se tiene. En el primer caso no hay valoración de lo propio sino ambición del pedestal y la valoración ajena; en el segundo, el talento se valora y desarrolla por el valor intrínseco de la tarea que cada uno eligió desde sí mismo en beneficio de los demás.



Dr. Augusto Barcaglioni


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3 comentarios:

  1. Un poco dura la nota, pero hay que despertarse y darse cuenta que no cuidamos el talento. Llevamos la vida sin alegría y a la sombra. Y no deja de ser un verdadero desperdicio no poder disfrutar de lo que más queremos dentro nuestro.
    Saludos.
    Oscar

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  2. Hola Oscar, revisando los comentarios no quise dejar pasar el tuyo. Si bien la nota es dura,adhiero a tu comentario de que debemos disfrutar de lo que somos y tenemos dentro nuestro.

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  3. Muy acertada la nota, la vocación es como un bichito que se tiene adentro y que descubrimos cuando nos ocupamos de buscar algo que hacer en nuestras vidas y que a veces es mas fuerte que un buen sueldo en otro contexto que no es el nuestro o el que deceamos.

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