La mayoría cree que la mente se “llena” con ideas, con creencias, con imágenes, con pensamientos vagos o rutinarios. Es así que las diversiones, entretenimientos y fantasías mantienen tanto al adolescente como al adulto “ocupados” mentalmente.
Todo esto nos lleva a un planteo pedagógico que constituye la esencia y la columna vertebral del proceso formativo del sujeto y del cual dependerá su ulterior desarrollo personal. Es fácil advertir que desde los comienzos, ya en la vida familiar y en la escuela, hay una tendencia a inculcar imágenes, creencias e informaciones sin una previa preparación mental que habilite al niño y adolescente a dominar, manejar y comprender de manera autónoma y personal que tales imágenes, creencias e informaciones no son realidades substantivas, inmóviles, estáticas y definitivas, sino entidades provisorias y esencialmente cambiantes y dinámicas que ellos mismos deberán mejorar a conciencia.
No comprender esto produce como primer resultado el adormecimiento precoz de la mente y la falta de conciencia acerca de cómo pensamos y por qué pensamos lo que pensamos. De esto surgirá la tendencia a buscar siempre la uniformidad del pensar en los grupos, en las familias y en las instituciones. Esta estandarización del pensar exige y pretende también la uniformidad del sentir; y ello conduce de manera directa a las diversas formas de intolerancia y manipulación, ya que se busca que los otros sientan de manera similar a la propia.
La manera efectiva de lograr esta inmovilidad mental que se traduce en dependencia y falta de autonomía intelectual, es mediante la utilización, sistemática o no, de estereotipos mentales. El estereotipo consiste en un molde sólido manipulable por parte de quien tiene la habilidad y el poder de inculcarlo a la mente en formación. Y de esta situación no escapa la escuela, la familia, la religión, la moda, la moral social y las costumbres estables. Esta uniformidad del pensar y del sentir promueve una búsqueda desenfrenada y no consciente de diferentes maneras para provocar el “llenado” de ese vacío mental mediante recursos muchas veces incompatibles con el verdadero sentir autónomo de los individuos.
Buenos dias, mi nombre es Marina, muy interesante el blog. yo soy madre me inquieta si realmente le enseño a mis hijos a ser verdaderamente libres para pensar y actuar. Una madre es lo que más desea para sus hijos y no quiero equivocarme.
ResponderBorrarmuchas gracias
Sr. Barcaglioni, me gustaria seguir el pensamiento de Marina y agregar mi parecer, que sería sufrir y disponerse para las humillaciones que muchas veces llevan a los chicos a aislarse o ejercer violencia sobre las cosas o sus propios compañeros. Muchas gracias,
ResponderBorrarBety, madre de 3 preadolescentes.
Marina y Bety, para resolver ambas inquietudes lo primero que deberíamos hacer es reflexionar y observar sobre nuestra manera de actuar y pensar. No se trata de hablar demasiado ni de insistir con una verborragia que ningún niño, adolescente, e incluso adulto, escucha. Se trata de aplicar el método de la “escucha activa” y ello supone salir de la estrechez mental y disponerse a escuchar sin temor, sin prejuicio ni rigidez. Esto es percibido por el otro y es un buen comienzo, ya que genera intercambios fluidos y predisponen a la comunicación afectuosa…
BorrarMuchas gracias por sus inquietudes.
Saludos
Lamentablemente y por desgracia de muchos, no sabemos pensar ni somos creativos porque trataron nuestra mente como si fuera una cajonera con 3 cajones donde se ponían las cosas que había que aprender. En el cajón de arriba nos ponían las máximas morales y religiosas. En el cajón del medio nos metían catálogos de prejuicios relacionados con la familia, el trabajo... Y en el cajón de abajo nos llenaban con las informaciones escolares y el producto de una lectura mal hecha de los libros. (Ezequiel del oro)
ResponderBorrarMuy interesante, felicitaciones Dr. Barcaglioni, un placer haber sido su alumno en el año 1995.
ResponderBorrarMe parece interesante esta nota porque me parece que es algo que comúnmente sucede y que se debería tratar de cambiar.
ResponderBorrarEn el ámbito educativo es muy frecuente que los docentes impongan informaciones y creencias y que los alumnos las tomen literales y como algo acabado, estático. Esto sucede porque los docentes no dan las herramientas necesarias para que los alumnos puedan pensar sobre eso que les es presentado y modificarlo, se les limita la mente, no se les permite pensar. Y esto constituye un grave problema, ya que de esa forma se produce el atontamiento mental de quienes aprenden. Por lo tanto creo que es necesario que haya docentes que valoren a sus estudiantes, que crean en ellos y en la capacidad de los mismos de comprender y reflexionar sobre lo que se les presenta.
Personalmente, creo que esto es aplicable a la vida cotidiana tanto en el ámbito escolar, como laboral, familiar y social. Todos estos nos imponen ciertas miradas y en vez de aceptarlas tal cual se presentan, lo que deberíamos hacer, es poder reflexionar sobre ellas y no quedarnos con esos estereotipos.