Esperar la casualidad o aprovechar las oportunidades

Segunda parte

Cuando la mente creativa no necesita de la suerte 


Retomando nuestras reflexiones acerca de la inclinación a creer en la suerte y cómo tal creencia se relaciona con una forma tosca de pensar, podríamos decir que el individuo en tal situación desdeña su propia capacidad y subestima o ignora su talento. Y dado que cada uno logra el éxito o el fracaso en función de las capacidades y conocimientos que efectivamente posee, surge que quien cree en la suerte y en la casualidad termina en la inmovilidad de su mente frente a quien, conociendo su talento y capacidades, puede aprovechar creativamente las oportunidades. 

En el primer caso, la parálisis mental que provoca la espera inútil de la suerte inmoviliza la voluntad del sujeto y le impide el despliegue de sus potencialidades, mientras que en el segundo caso la creatividad de pensamiento le permite ver las variadas alternativas que las oportunidades le ofrecen para tomar decisiones de crecimiento acordes con sus conocimientos, fuerza y talento. De esta manera, queda claro que la suerte queda desplazada por la capacidad y no la necesita quien confía en su talento.

De allí que en la vida cotidiana de cada ser humano se presenta la opción entre vivir en un estado de inmovilidad por esperar pasivamente la suerte o vivir en un estado de creatividad que aprovecha activamente las oportunidades. Una u otra opción estará determinada por la posición de la mente frente al amplio universo de los pensamientos e imágenes que accionan y/o condicionan el acontecer cotidiano y las circunstancias de cada ser humano. 

Analizando el mecanismo cognitivo de ese proceso complejo, nos encontramos que la mente de quien cree en la casualidad siempre va detrás de pensamientos mágicos sin consistencia, llegando a dominar a un individuo que se comporta de manera inercial y con una dependencia a las imágenes que esperan la visita de la suerte. En cambio, la mente de quien ejerce su iniciativa frente a sus propios pensamientos e imágenes, despliega su capacidad constructiva de manera autónoma en cada oportunidad y sin necesitar de la suerte. 

Si tenemos en cuenta que muy pocos confían en su propia capacidad, ello nos permite advertir que también muy pocos se hacen cargo de sí mismos y asumen responsabilidades acordes con las capacidades que realmente poseen. Pues cuando les va mal, es la mala suerte la que actuó y cuando les va bien ello se debe a la intervención de factores externos a la propia capacidad. Se advierte, entonces, que las razones de tal falencia son de índole pedagógica y formativa, ya que la misma se origina en la ausencia de conocimientos, habilidades y capacidades. 

Por ley de causa-efecto, los logros y éxitos personales provienen de una capacidad real, aunque sea ejercida muchas veces sin advertencia y de manera no-consciente por parte del sujeto. En este caso, la no-conciencia sería el velo que oculta una capacidad que el sujeto realmente posee, pero que actúa en ciertos casos, aun cuando aquél no la conozca con plena conciencia.

Todo ello requiere la puesta en práctica de un proceso formativo centrado en el reconocimiento de las propias capacidades y talento. Desde este punto de vista, el desarrollo y la superación personal requieren que las capacidades y habilidades propias sean advertidas, conocidas y valoradas por el mismo sujeto. Esta es una condición necesaria para acceder a planos de superación a partir de la observación consciente del propio estado mental y sensible sobre el cual se irán construyendo nuevas cualidades y donde la suerte y la casualidad no tienen cabida alguna. 

Esto explica el estancamiento y la desidia para impulsar el propio progreso y evolución en que incurren quienes, por no advertir en ellos mismos sus cualidades, condiciones y aptitudes, no logran acceder a una mejor calidad de vida ni a concretar sus proyectos. Por eso, terminan por esperar inútilmente la aparición de ese evento imaginario centrado en la visita casual de una suerte teñida de magia e impostura.


Dr. Augusto Barcaglioni



(Agradeceremos contestar la breve encuesta semanal, ya que una simple tilde nos permitiría aproximar nuestras notas y reflexiones hacia los 
temas más sensibles y críticos)




4 comentarios:

  1. Nuestra capacidad es la que nos marca el futuro.

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  2. Nuestra capacidad es la que nos marca el futuro.

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  3. Excelente la nota, hace pensar. El blog muy creativo, hace honor al título.
    Alberto

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  4. Dr Barcaglioni:

    Por supuesto que existe el azar, la suerte en los juegos y cosas similares. Sin embargo, cuando hablamos de riqueza, de éxito, de triunfo y de autorrealización, nada se da por casualidad. Cuando los especialistas en "espiritualidad" dicen que no existe la casualidad sino la causalidad se refieren a esto.

    Sin embargo, es impactante ver cómo muchas personas buscan salidas como “ganar dinero fácil y rápido” o “cómo ser rico sin esfuerzo”. Esto es realmente triste, y es una clara señal de una degradación de la algunas personas.

    Quizás, podríamos pensar que la SUERTE es ese momento en que se reúnen todas las condiciones suficientes para triunfar. Si una persona se vuelve realmente EXITOSA es porque hubo preparación, trabajo duro y esfuerzo inteligente.

    Diego M.

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