La alegría cotidiana como impulso creativo

Calidad de vida es hacer fluir la autonomía en cada instante 

Quienes siguieron nuestras últimas reflexiones, habrán podido detectar la secuencia lógica y el valor existencial de los conceptos para poder llevar a la práctica un enfoque diferente respecto de lo que comúnmente se entiende por calidad de vida. La tan mentada calidad de vida se la considera vulgarmente como si fuera un estado de felicidad cuasi-providencial que se obtiene en circunstancias especiales y hasta con erogaciones y recursos especiales. Cuando se piensa así, la calidad de vida y la felicidad nunca llegan, ya que denota una dependencia mental a situaciones y a factores externos a la realidad y a la sencillez de la vida del sujeto. 

Rutina laboral y familiar

Cuando la vida aburrida busca nuevos paréntesis 


Según señalamos en la nota anterior, las vacaciones se distorsionan cuando se convierten en un añadido superpuesto, a modo de un paréntesis que termina en un descanso artificial alimentado por la fantasía de liberación de las ya conocidas exigencias y presiones del trabajo rutinario. Suprimida la alegría y la creatividad en la vida personal, familiar o laboral, cualquier intento de descanso será imaginado como un oasis o paréntesis milagroso. Pero tal exageración se esfuma luego ante una implacable rutina que termina por “secar” y adormecer las horas y los días de quien no ha decidido preparar su mente para cambiar y revertir su habitual lógica repetitiva. 

Saludos estandarizados



Un contagio mental inadvertido


El fenómeno de los contagios mentales tiene como característica el hecho de que impulsan a asumir comportamientos y modos de pensar por imitación inadvertida, al punto que la gran mayoría de las personas dice las mismas cosas, piensa en lo mismo y, sobre todo, asume conductas y hasta postula valores como si fueran propios y sin haberlos sometido a un análisis consciente y autónomo. A ello pertenecen, como sostuvimos en notas anteriores, los llamados estereotipos, generadores de la violencia de la uniformidad. Tal proceso conspira contra la iniciativa personal y afecta la capacidad de los individuos para pensar por sí mismos, provocando un impacto mental uniforme mediante un mensaje colectivo. Este efecto nivelador de la conciencia define el contagio mental, expresado en una suerte de emparejamiento mecánico en el pensar, en el sentir y en el obrar, inducido siempre desde fuera del sujeto.

La tramposa euforia de año nuevo

Las explosiones emocionales, correlato de los fuegos artificiales 

El deseo de renovación que aflora en estos días en casi todos los habitantes del planeta, es honesto y sincero. Todos anhelan de verdad hacer un corte con lo viejo, con una vida rutinaria o aburrida y con algunos defectos o hábitos que complican los vínculos y relaciones cotidianas. Así, la gente en estas circunstancias vive la grata sensación de poder avizorar algunos cambios y de gozar por anticipado los incuestionables beneficios y resultados de una renovación, con la esperanza de que los cambios ocurran tal como se imaginan. 

El riesgo de las vacaciones compulsivas

Cuando el descanso es un añadido artificial y 
una fantasía de liberación


Es tiempo de vacaciones y todos buscan programarlas en medio de intrigas, discusiones familiares y luchas internas por el tiempo que no alcanza. Que el dinero sea escaso, para algunos es un problema y para otros no. Pero ambos están igualados en un estado emocional: no pueden sustraerse a las preocupaciones y tensiones inherentes a la vida cotidiana y construyen imágenes de un descanso fuertemente deseado. 

Por qué los proyectos fracasan y los vínculos desaparecen

La rigidez mental como disfraz de la inseguridad en si mismo


La rigidez mental proviene de una suerte de parálisis del pensamiento, generada por la falta de agilidad y flexibilidad para interpretar los cambios y las fluctuaciones naturales del entorno que rodea al sujeto. De allí la dificultad de quien la padece para vincularse y establecer adaptaciones en armonía con los demás. Las “adaptaciones en armonía” se gestan en la conciencia y el convencimiento íntimo que le permite al sujeto promover relaciones flexibles y abiertas, a diferencia de las “adaptaciones forzadas” que surgen de la necesidad o la conveniencia. Por eso, estas últimas no son tales, pues podrían mantener un sedimento de rigidez que emergería nuevamente al desaparecer la necesidad o el motivo de esa aparente adaptación. 

El docente como herramienta del aprendizaje

Creencias que obstaculizan la tarea de aprendizaje


Colocar al docente como causa principal del aprendizaje del alumno es un principio aceptado, tanto en la teoría como en la práctica, por no pocos miembros de la comunidad educativa. Es preciso advertir que tal principio encierra una falacia conceptual que se transforma, cuando adquiere un modus operandi aplicado sin reservas, en el mito más influyente durante el trabajo áulico. Este mito pasa a formar parte de un sistema de creencias que dará lugar a una cultura pedagógica caracterizada por una actitud mental que impulsa a un modo de pensar y actuar que guía y condiciona cada una de las acciones y comportamientos del docente frente al grupo. 

Una perspectiva de la autoridad escolar

¿Autoridad escolar o autoridad escolarizada? 

En cualquier ámbito de la vida social, institucional y organizacional, la experiencia nos muestra que la ausencia de una autoridad inteligente y conciliadora promueve un vacío funcional y grupal. A partir de ese “quiebre”, muchas veces oculto, se transita un camino de fragmentaciones por vía de desconfianza, sospecha, apatía, negligencia o desinterés que conduce a un caos muchas veces irreversible. Pues el caos se gesta en la torpeza de quien ejerce una autoridad excesiva, nula o deficiente al atomizar y desintegrar, por exceso o por defecto, las interrelaciones funcionales y los vínculos personales. Pero también el caos se perpetúa cuando los individuos, sea por reacción ciega, sea por sumisión pasiva o por temor, dejan de pensar con autonomía y de construir ámbitos evolutivos de convivencia y de aprendizaje grupal. 

Climas para aprender en bienestar

Hacia una conducción institucional centrada en las personas 

Como principio pedagógico básico y elemental, la naturaleza del proceso de aprendizaje reclama estar asociada a condiciones de bienestar y nunca de malestar. De allí la necesidad de crear siempre “climas nutrientes” que permitan y faciliten aprender con alegría y confianza. Se entiende por clima nutriente de aprendizaje ese ámbito dinámico capaz de generar estímulos, confianza en sí mismo, entusiasmo y voluntad de aprender. Lejos del control y la rigidez, durante el desempeño de la tarea didáctica emergen espontáneamente la integración y los vínculos interpersonales, formando parte activa y dinamizadora de un proceso creativo orientado a enseñar y aprender de manera constructiva y artesanal. 

Las habilidades convencionales podrían terminar en mala praxis

Hacia prácticas adaptativas y abiertas




La condición racional del ser humano lo impulsa a desarrollar actividades y a promover su desarrollo evolutivo constantemente. Por eso, la historia de la ciencia y la técnica corren parejas con la historia de la humanidad, lo que dio lugar a que en los diversos campos de la actividad humana se fueran instalando parámetros e indicadores acerca de las condiciones básicas para poder llevar a cabo una actividad aceptable, bajo los requisitos de calidad e idoneidad. Esto, desde la más simple de las actividades manuales hasta la más exigente, como sería la actividad de enseñar. Quien enseña a manejar un vehículo desarrolla una actividad mucho más sofisticada que la ejecución del simple manejo, ya que para enseñar algo se debe pasar previamente por su ejecución precisa, bajo riesgo de hacerlo con grandes desaciertos. 

Hipótesis para cancelar la deuda social de la educación

El pecado social de la mala praxis 


Si observamos atentamente, en la mayoría de las descripciones y diagnósticos acerca de la realidad social, aparece un lugar común al que todos le atribuyen el mágico poder de revertir las disfunciones, injusticias y ausencia de calidad que afecta los procesos y la dinámica de una sociedad que reclama que las cosas se lleven a cabo con mayor responsabilidad y eficacia. Ese lugar común es la educación. Se apela a ella cuando las soluciones de fondo no aparecen o no se vislumbran los mecanismos idóneos en el área respectiva. 

Enfoque cognitivo de la mala praxis en educación

Hacia una reformulación de la formación docente 


En cualquier campo o área de las diferentes profesiones y actividades humanas, desde la función médica, la función docente, política o comercial, la mala praxis se genera por la no congruencia y por el desfasaje entre las exigencias objetivas de la tarea y la habilidad y aptitud personal de quien tiene a su cargo ejecutarla. Así, el chofer de un taxi caería en mala praxis si su capacidad real no guardara congruencia con las exigencias objetivas requeridas para el manejo eficiente y seguro planteado por el servicio que debe prestar. Del mismo modo, el cirujano caería en mala praxis si su talento quirúrgico no existiera, no guardara coherencia o no se ajustara a los requerimientos de la tarea inherente a la acción de curar. 

Albert Einstein no aprobaría un concurso docente

Los estigmas de la formación docente 


Si observamos atentamente, el mismo Einstein se vería con serias dificultades para ingresar a alguno de los institutos de formación docente afectados por el estigma de la tan mentada “secundarización”. El tribunal que lo examinaría en la entrevista de un imaginario concurso le preguntaría, en primer lugar, sobre la fuente bibliográfica de donde provienen sus conocimientos y en qué autores se basarán sus clases y los temas que va a trabajar. Previa revisión de las unidades temáticas y de la secuencia lineal de contenidos de un programa rígido, el tribunal hará hincapié en una cuestión que será letal para aprobar: la explicitación de un cronograma acerca del dictado de los contenidos y la indicación de los trabajos prácticos con sus correspondientes fechas de realización y entrega. Semejante mención, que soslaya los procesos cognitivos de quien aprende, elevaría ese plan elemental a la categoría de “proyecto”. 

Hacia una educación que enseñe a pensar

El camino de la idoneidad docente 


educarcion felizLas paradojas de la formación docente y la incompetencia directiva, que señaláramos en nota anterior, conducen a una educación sin nivel y afecta la calidad de la enseñanza en todo el sistema. Tal situación guarda un correlato con lo manifestado en nuestra encuesta semanal, donde cerca de un 80% de las respuestas indica que la baja calidad de los procesos de aprendizaje se debe a la existencia de una metodología ineficiente. Y aunque tal metodología sea atribuible a los propios estudiantes cuando aprenden o a sus docentes cuando enseñan, lo cierto es que ello se debe a problemas de idoneidad en el ejercicio docente y que, en casos extremos, configura un verdadero problema de mala praxis. 

Las paradojas de una educación sin nivel

El pilar sistémico de la calidad educativa 


El informe McKinsey (2007) relacionado a cómo hicieron los sistemas educativos con mejor desempeño del mundo para lograr sus objetivos, determinó que en aquellos países que se propusieron un cambio en la calidad pedagógica lo lograron en un corto tiempo a través de docentes formados desde nuevos paradigmas y modelos de aprendizaje. Los sistemas que pudieron mejorar su calidad educativa fijaron como meta prioritaria hacer que la gente talentosa se interese por la docencia y, al mismo tiempo, desarrollar a los docentes para mejorar sus prácticas a fin de jerarquizar su función y generar un impacto formativo de calidad. 

Síndrome del esclavo satisfecho

La trampa mental del esclavo culto 


Planteando un absurdo con cierta ironía, diríamos que lo peor que le podría pasar a un esclavo es sentirse satisfecho con la vida que está viviendo y con el trato que le ofrecen. Este tipo de satisfacción paradójica, que en la cultura actual es propia del neurótico adaptado, no piensa ni prevé el futuro y reduce la vida a la satisfacción inmediata de lo cotidiano. Esto constituye una verdadera trampa mental, ya que incrementa cada vez más la aceptación resignada de una condición inadvertida de esclavo. Lo que define a un esclavo no son sus cadenas físicas ni la imposibilidad de moverse de un lugar a otro sin previa autorización. Exagerando más, tampoco los latigazos pasarían a constituir el componente más importante de la condición de esclavo. 

Cómo dejar de ser un esclavo bien vestido

Trabajo rutinario, talento postergado


Cuando alguien trabaja mal porque se siente incómodo por una rutina plagada de aburrimiento, se podría decir que está achicando su vida y le está quitando esa energía que conduce al placer y a la satisfacción con la tarea que se hace. Sea porque el sujeto no se siente capaz o porque está en el lugar equivocado, lo cierto es que el trabajo rutinario posterga su talento y conspira contra su creatividad. Observando la dinámica de nuestra encuesta semanal, nos encontramos con datos (provisorios) poco alentadores, frente al cual deberíamos reflexionar para poder recuperar ese talento creativo que oxigena y dinamiza la vida personal. 

Trabajar con arte o estar ocupado en la rutina

La creatividad del sujeto autónomo y la monotonía del autómata 




Generalmente se considera como una cuestión válida y universalmente aceptada, el hecho de que a un elevado porcentaje de individuos le resulta tedioso y deprimente visualizar el trabajo del día siguiente. Sea por la ejecución del trabajo en sí o por el clima en que se lo ha de realizar, lo cierto es que se espera el viernes como el día más distendido, ante la inminencia de un fin de semana imaginado como liberador y altamente placentero. Pero la realidad del mismo fin de semana en muchos casos no se presenta tal como fue imaginada, ya que la paz anhelada y las gratificaciones casi nunca aparecen. Esto demuestra que el ser humano tiende a compensar con su imaginación lo que en la realidad se le presenta como adverso y tedioso. 

Entre la abundancia y la escasez

Fundamento cognitivo del despilfarro

La paradoja casi inexplicable por la que resulta difícil tener una conducta creativa en los momentos prósperos, quizás se deba a cierta confusión por la que el sujeto, al no sentirse exigido por la situación de bienestar que disfruta, entra en un estado de parsimonia y lentitud para actuar o decidir. Ante la bonanza no exigente, la mente sin disciplina se retrae y limita el pensamiento y las posibles decisiones a una visión plana y coyuntural en el disfrute de la inmediatez. 

Cuando la tranquilidad genera confusión y la adversidad lucidez

Una hipótesis cognitiva 


En la experiencia cotidiana se observa la paradoja de que muchas personas viven en un estado mental poco lúcido cuando se les presentan períodos o condiciones de bonanza, al punto de no poderlos disfrutar. Se trata de un estado de confusión, provocado por cierto atontamiento que conduce a la parsimonia, a la dejadez y a la lentitud para pensar. Surge cuando el sujeto se encuentra “empalagado” con todo lo que dispone, afectando la agilidad de su pensamiento y la rapidez en las decisiones que debe tomar.