La rigidez mental como disfraz de la inseguridad en si mismo
La rigidez mental proviene de una suerte de parálisis del pensamiento, generada por la falta de agilidad y flexibilidad para interpretar los cambios y las fluctuaciones naturales del entorno que rodea al sujeto. De allí la dificultad de quien la padece para vincularse y establecer adaptaciones en armonía con los demás. Las “adaptaciones en armonía” se gestan en la conciencia y el convencimiento íntimo que le permite al sujeto promover relaciones flexibles y abiertas, a diferencia de las “adaptaciones forzadas” que surgen de la necesidad o la conveniencia. Por eso, estas últimas no son tales, pues podrían mantener un sedimento de rigidez que emergería nuevamente al desaparecer la necesidad o el motivo de esa aparente adaptación.